Entre la muchedumbre.

Lo que sorprende es darse cuenta de quien entra y sobretodo, quien sale por esa puerta.

Transferencias.

No te estoy intentando comprar ni pienso venderme, sólo quiero que esto funcione.

Demasiado.

Ya no hablo, ya no escribo, ya no pienso,
porque no sé cómo hablar, ni escribir ni pensar
si no hay suficientes palabras
que puedan hacerme hablar, escribir o pensar.

Promesas.

No tengo dinero,
pero lo que sí tengo son ganas de ser mejor que los demás.