18.3.12

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Debo reconocer que me hipnotizaba la trasparencia de su vestido sobre su culo de anchas caderas. Podía adivinar la forma de sus muslos donde se unen con la entrepierna. De pechos casi inexistentes, leotardos grises, nariz aguileña y cejas despeinadas, me atrapaba. Pese a su horrible alemán. Suena feo el alemán. Llevaba recogido su cabello rubio con una goma negra.