10.12.09

El hombre que cuando iba hacia...

Érase una vez, un hombre que caminaba del revés. Tenía la cara en la espalda y la nuca dónde suele ir la cara.


Cuando abandonaba un sitio podía verlo haciéndose cada vez más pequeño a sus ojos. Nunca tenía que decir adiós a aquellos que quería porque por más que se marchase siempre les veía. Del mismo modo, nunca se despedía de aquellos a los que no quería.

Igual que tenía la cara atrás, también tenía las orejas orientadas en dicha dirección. Podía escuchar el pasado más claramente que nadie. Usaba mucho tiempo para analizarlo, así que era un hombre sabio, que aprendía de sus errores y nunca tropezaba dos veces con la misma piedra.


También podía escuchar a la gente hablar de él a sus espaldas. Pese a ser un tipo amistoso, siempre había gente con afán de desmoralizar a los demás. Oír mentiras sobre él le dolía y más aún porque no podía evitar oírlas.


Pese a su peculiaridad, que muchos odiarían poseer, el hombre que cuando iba hacia adelante iba hacia atrás, era feliz. Feliz porque se aceptaba con sus cosas buenas y malas.

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